Signos de que estás estresado y cómo superarlo

No tengas miedo de los cambios lentos, sólo ten miedo de permanecer inmóvil. -Proverbio chino-

Hemos adoptado el estrés en el mundo desarrollado como la forma habitual de vivir. Los ritmos a los que nos movemos, las exigencias auto-impuestas, la competitividad, la falta de recursos y conciencia personal han hecho que nos movamos cada día sin un sentido fijo, corriendo, y exigiendo a nuestro cuerpo más de lo que puede soportar. Además, no somos conscientes de ello. Lo creemos como algo normal, algo que debe ser así.


El primer paso para conseguir aumentar, sin duda alguna, nuestra calidad de vida, es darse cuenta de la velocidad a la que nos movemos, sin sentido alguno y sin necesidad ninguna. Bajar el ritmo, desacelerar, aumentarlo en el momento preciso y saber reducirlo de nuevo, conscientemente, cuando es necesario, son cualidades que debes aprender. El correcto equilibrio entre los momentos en los que tienes que dar todo de ti, combinado con los momentos en los que debes parar a recargar energía deben estar claros y no deben permanecer muy alejados.

La mayoría sabemos que es el estrés, más bien sabemos que se siente al estar estresado, pero el problema viene cuando eso permanece en el tiempo sin que hagamos nada por remediarlo. Yo sé qué es tener elevados niveles de estrés y no darme cuenta de ello, por eso sé lo importante que resulta el saber cómo manejarlo y reducirlo adecuadamente y para siempre

El estrés no es malo, nos ayuda, nos pone en marcha, nos da ese punto para acabar la última tarea, para recorrer el último kilómetro o para sacar adelante día a día a nuestros hijos…saber gestionarlo es fundamental para lograr esa armonía y para evitar que se convierta en un problema.

La RAE lo define así:

Tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves.


Es posible que estés estresado si…


  • Eres incapaz de relajarte.
  • Te encuentras continuamente cansado y apático.
  • No duermes correctamente.
  • Al final del día estás derrotado como si hubieras corrido un ironman aunque las actividades hayan sido aparentemente poco intensas.
  • Enfermas con mucha frecuencia.
  • Te cuesta concentrarte en tus tareas diarias.
  • Una pequeña carga de trabajo extra te parece como una piedra de 100 kg a la espalda.
  • Estas continuamente desmotivado.
  • Tu dolor de cabeza no cesa.
  • Vas de aquí para allá como loco sin un sentido definido.
  • Has perdido el interés por las cosas.


Si te encuentras en alguna o varias de estas situaciones es posible que aún sin darte cuenta estés estresado o en proceso de estarlo. Aprender a identificar las señales que te manda tu cuerpo advirtiéndote que debes hacer algo, es un seguro de vida. Si te encuentras en esta situación, actúa de manera inmediata y reviértela. Lo primero que tienes que hacer, como he dicho, es ser consciente del estado en el que te encuentras. Para y observa qué es lo que te estresa.

Genera los recursos necesarios

Las fuentes para liberar el estrés que acumulamos diariamente deben consistir en actividades que nos hagan ser capaces de desconectar del foco que nos produce este estado. Actividades lúdicas, divertidas y placenteras, así como actividades deportivas que hagan canalizar esa tensión acumulada son la mejor manera de combatirlo. Pero si continuas haciendo lo mismo, tarde o temprano el estrés te ganará la partida. 

Cambiar el estilo de vida te llevará a poder manejarlo y disminuirlo hasta niveles tolerables para ti. Para ello, debes comenzar por analizar qué es lo que haces y cómo lo haces. A partir de allí, adquirir los recursos necesarios para provocar ese cambio y sobre todo llevarlo a cabo. Es un viaje interior maravilloso que te llevará a conocerte más y mejor y a aprender cómo vivir de una manera que ni te habrías imaginado.

Empieza a vivir de manera sana física y mentalmente

  • Reduce compromisos.
  • Haz deporte.
  • Establece objetivos que te motiven pero que sean alcanzables.
  • Aprende a vivir más despacio.
  • Organízate adecuadamente.
  • Elimina lo que te hace daño y no te deja avanzar.
  • Descansa más.
  • Establece un día a la semana para ti.
  • Deja el teléfono en casa.
  • Pasa más tiempo con la gente que te quiere.
  • Practica tai-chi.
  • Establece prioridades.
  • Deja de pensar que puedes con todo.
  • No eres imprescindible.
  • Haz más las cosas que te gustan.
  • Dedica un tiempo al día a relajarte (Sí, lo tienes, no digas que no tienes tiempo).
  • Añade a la lista lo que creas que te va ayudar y comprométete a hacerlo.

Establecer un nuevo estilo de vida hará que tu cuerpo empiece a interiorizar ese nuevo ritmo, los niveles de estrés irán adecuándose paulatinamente. Por eso debes tener paciencia. Si has estado viviendo durante años a un ritmo infernal, en una semana de vacaciones no volverás a recuperar tu bienestar completamente. Esto es un viaje a medio plazo y que dura toda la vida.

Si ves que te está afectando de manera notable a tu día a día y te está generando un problema que puede ir a más, recurre a la ayuda de tu médico o de profesionales como los psicólogos, ellos te ayudarán a saber cómo puedes recuperar de nuevo tu equilibrio.

El paradigma de la persona estresada, corriendo de aquí para allá como concepto de trabajo, productividad o implicación, ha cambiado. Es el momento de darse cuenta que eso significa todo lo contrario. Productividad y relajación van de la mano, se auto-alimentan mutuamente; cuanto más relajado permaneces, tus niveles de productividad personal aumentan y eso hace que tu estrés disminuya. Por eso es tan importante adoptar unos sistemas y rutinas que te permitan ser más efectivo día a día, tanto en tu trabajo como en tu vida.

Un abrazo.
Carlos.

Foto: Bossfight.co