Media maratón en cuarentena

Hoy debería haber corrido la media maratón de Zaragoza. Debido a esta pandemia mundial que estamos viviendo y que ha trastocado la vida de cada uno de nosotros esto ya no es posible, y me temo que por bastante tiempo.



Pero no es el momento de lamentarse sino de adaptarse a las nuevas circunstanciaras y encontrar la oportunidad en la dificultad.

Por eso no quise tirar al traste nueve semanas de entrenamiento específico y decidí que ya que no podía correr afuera, correría en mi casa, en mi jardín.

Y así lo hice. Me preparé para dar vueltas por mi jardín hasta completar una media maratón. 21.198 metros dando vueltas de 40 metros aproximadamente. Sí, 525 vueltas. 

La primera hora pasó rápido. Pensaba que iba a ser más duro pero entre la música y que el ritmo era muy suave -entre 5:50 y 6:00 el kilómetro- fueron pasando los minutos. Cerca de la hora empecé a notar una pequeña molestia en la planta del pié. Debido a que cada veinte metros tenía que girar 180 grados, se me estaba empezando a formar una ampolla en ambos pies. Por suerte no fue a más.

Un gel y un par de dátiles fueron suficientes para obtener toda la energía necesaria. Lo mejor llegó al final, dos horas y seis minutos después, Mapi, Noé y Mateo me habían improvisado una línea de meta e incluso una medalla de finisher. ¡Qué ilusión!

En estos momentos de incertidumbre personal y mundial debemos sacar lo mejor de nosotros mismos y ser capaces de darle la vuelta a las situaciones y extraer lo positivo y los mayores aprendizajes posibles.

Me gustaría dedicarlo a todas aquellas personas y colectivos que están al pié del cañón día tras día (personal sanitario, fuerzas y cuerpos de seguridad, trabajadores de los supermercados, farmacias, empresas y demás gente) y que siguen trabajando para que estemos seguros y a salvo hasta que esto acabe pronto.

Yo seguiré corriendo en mi jardín mientras no pueda, ni deba salir. Tengo la gran suerte de poder hacerlo.

Ánimo y fuerza.